martes, 18 de noviembre de 2008

La Tira no tira







Cinco escenarios, cinco historias. La sosa vida de dos porteros de discoteca, dos hombres que viven, o más bien sobreviven, juntos por las circunstancias de su trabajo sin pena ni gloria. Unas cajeras de supermercado que se enfrentan cada día a historias de la vida cotidiana pero llevadas al extremo. Cuentan incluso con un mendigo incorporado al supermercado. Unas madres criticonas que se sientan a las puertas del colegio de sus hijos para discutir sobre cuestiones banales. Una reforma interminable que trae de cabeza a un joven matrimonio. Historias independientes que tratan de dar vida a situaciones cotidianas del día a día pero tratadas desde una óptica crítica y de humor.


Comentario

Cajeras, mendigos, madres cotillas, albañiles que nunca terminan sus trabajos, porteros de discoteca… Seguro que alguien ha sufrido, o ha vivido, alguna situación con estos personajes. La Tira intenta recrear, desde un punto de vista cómico, las vidas de estas personas. Unas vidas que, a priori, parecen sosas y aburridas pero que están llenas de acontecimientos imprevisibles. Desde los problemas de vestuario de las cajeras hasta el pretendiente desconocido de una de las madres cotillas pasando por las conversaciones, a veces, sin sentido, de los porteros de discoteca.

Estos temas de la vida cotidiana se resuelven en esta serie con humor e ironía. Sin embargo, el humor exagerado con que se tratan los acontecimientos que viven los personajes hace que poco o nada te puedas sentir identificado con las situaciones que La Tira presenta. Lleva al extremo los temas que trata e incluso los personajes están “diseñados” de forma que se exagera demasiado la realidad. Es el caso de las cajeras del supermercado. Aparecen dibujadas como las típicas “chonis” de barrio, con un lenguaje barriobajero y ropa poco o nada elegante.

La Tira reproduce patrones de comportamiento de la realidad pero cae en los estereotipos. En una época en que las sensibilidades están a flor de piel a nadie podría extrañar que surgiera un colectivo de cajeras reivindicando la mala imagen que de ellas se da en televisión.

Igual situación se da con la historia que refleja las interminables obras de reforma que un joven matrimonio soporta. Se dibuja a un albañil descuidado, borracho y despreocupado. No realiza su trabajo y siempre pospone el trabajo haciendo honor al famoso “Vuelva usted mañana” de Mariano José de Larra.

Quizás para conseguir una serie de humor no haría falta recurrir a estereotipos fijados, a veces, injustamente, en la cultura española. Reírse a costa de otros y de los prejuicios que se tienen hacia determinadas profesiones no es demasiado ético. Máxime en un mundo como el de hoy donde las sensibilidades y emociones están cada vez más acentuadas.

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Isabel Barrena Ceborro

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